miércoles, 22 de julio de 2015

LA RESPONSABILIDAD DE LA BANCA EN LAS CRISIS ECONOMICAS DE EUROPA Y ESTADOS UNIDOS

Se ha extendido con fuerza la idea de que los bancos españoles están siendo objeto de importantes ayudas y que, de modo insolidario, no las trasladan a las empresas y familias mediante una ampliación del crédito. Las palabras suben de tono y ya hay quienes advierten de la necesidad de adoptar medidas coercitivas para que las entidades financieras suministren la liquidez necesaria a los sectores productivos o incluso se habla de una "nacionalización" si no se transforman en crédito las ayudas recibidas.En Estados Unidos y en algunos países europeos es probable que la banca haya contribuido al desarrollo de la crisis financiera, aunque ésta encuentra sus raíces en una explosión del crédito favorecida por unas condiciones monetarias excesivamente laxas y la generación de sucesivas burbujas (puntocom, vivienda, materias primas) lo que, junto con una regulación y una supervisión deficientes, ha dado cabida a la generación y distribución de un volumen extraordinario de activos tóxicos que nunca debería haberse producido. En este contexto, es posible que la banca haya contribuido a la crisis en la medida en que ha satisfecho con excesiva fluidez y sin las garantías necesarias dicha demanda de crédito.
Ante la aguda y persistente sequía de fondos, los bancos centrales han asumido su papel como prestatarios de última instancia y la han suplido mediante voluminosas y repetidas inyecciones de liquidez en el sistema. Es importante percatarse que no se trata de un incremento de la liquidez en circulación sino de una sustitución de las habituales operaciones entre las entidades. No se trata, por lo tanto, de que estas inyecciones tengan que traducirse necesariamente en un incremento del crédito distribuido por los bancos. La gravedad y persistencia de la situación ha hecho que estas operaciones hayan debido complementarse con la ampliación de los plazos, de los colaterales aceptados y de las entidades con acceso al redescuento. Todas estas medidas tienen un carácter de emergencia y van dirigidas a evitar el colapso del sistema de pagos pero sin efectos directos sobre la liquidez global, el volumen del crédito o el ritmo de la actividad económica. Sí es cierto, sin embargo, que en un clima de elevada desconfianza y ante la gran dificultad de ponderar la calidad y la exposición a los activos tóxicos, se han ampliado los diferenciales (spreads) tanto entre los tipos oficiales y el tipo del interbancario como entre los de la deuda pública y privada al incorporar esta última un mayor nivel de riesgo.

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